La poesía escrita por mujeres ha dejado sus marcas en la literatura chilena y en general, en todas las letras latinoamericanas. Por ello, el acercarnos a los más reciente versos femeninos escritos en ese país, supone para los lectores cubanos un grato descubrimiento. Así sucedió con los libros Frágil (MAGO Editores, 2008), Es la tierra la que habla (Edit. Semejanza, 2007) y Dasein (Edit. Cuarto Propio, 2006), de las poetisas chilenas Ximena Troncoso, Cristina Alarcos e Isabel Gómez, traídos a la XVIII Feria Internacional del Libro de Cuba por varias editoriales andinas. Estas tres mujeres de letras ofrecen un panorama abarcador de las tendencias actuales de la poesía chilena, según explicó el escritor cubano Juan Nicolás Padrón a los asistentes a la sala José Antonio Portuondo de la Fortaleza San Carlos de la Cabaña, este 18 de febrero. El también especialista en literatura chilena, comentó la preocupación de los poetas e intelectuales de este país por salvar la memoria reciente de su pueblo, víctima de una de las dictaduras más terribles de la historia latinoamericana. Como testimonios artísticos de ese interés denunciatorio del período pinochetista, surgen los textos que integran la antología de narrativa y poesía Un lugar en la memoria. Otro mundo mejor es posible. Los comentarios de Isabel Gómez fueron retratando los contenidos principales de esta selección, surgida por iniciativa del grupo socialista chileno Luis Enrique Delano, en la que se reúnen escritos sobre las víctimas de ese momento histórico, contados desde la voz de más de 160 autores. | En el prólogo del volumen, leído por Gómez a modo de presentación, el escritor José Vengoa señala la necesidad de los escritores chilenos, en especial los de la generación que vivió el golpe de Estado del 11 de septiembre, de reflejar el horror de un tiempo de temores, matanzas, torturas y desapariciones. “Los poetas nos hablan del malestar de la memoria, de una pesadilla que no nos va a dejar tranquilos”, refiere el prologuista. Momentos demasiado dolorosos para pasarlos por alto, cuyas huellas hoy signan el devenir de la sociedad chilena. Algunos de los autores de la antología presentes en la sala leyeron sus textos, en los que fue posible identificar el sentimiento profundo de dolor ante la injusticia sin castigo, latente en el poema “¿Cómo puede morir del corazón?”, de Reinaldo Lacámara, dedicado a Augusto Pinochet; así como la soledad de los exiliados que regresaron a Chile luego del fin de la dictadura, plasmada en los versos de Claudina Figueroa. Una poesía surgida de la naturaleza es la de Cristina Larco, una mujer nacida en el desierto de Atacama, zona de piedra, roca y arena. La naturaleza es la principal protagonista de estos “versos de tierra y mujer”, según los califica la autora de Es la tierra la que habla. En sus palabras de presentación, el escritor Reinaldo Lacámara catalogó esta escritura por su matiz telúrico, que “hace escuchar las voces del desierto”. Su poesía, aclaró, se convierte en universal por la manera en la que cuenta y respeta su origen, lo cual ubica a Cristina entre las grandes poetas de Chile en la actualidad. “Es la tierra la que habla, la que conjura las vecindades, las mujeres, las poetas”, dijo Lacámara, a lo que agregó que se trata de una escritura hecha desde la cotidianidad, el amor y la hermosura. | Otra de las poetas protagonistas de la tarde fue Ximena Troncoso, quien presentó su primer libro: Frágil, título revertido en el contenido de los versos, pues, como bien aclaran las palabras de su colega Juan Cameron: “el título no apunta a cierta inseguridad de la autora sino más bien a otra condición; al hecho de ser individuos y circular sobre esta superficie como repentinas burbujas que suben, crecen y desaparecen sin dejar rastro alguno. Lo frágil es el tiempo; o más bien dicho: también el tiempo presente. Al parecer solo se vive del recuerdo de hechos, personas o lugares que nos acompañaron antes, que escribieron en la piel los signos esenciales: aquellos destinados a formarnos, a construir la imagen personal. Somos puro pasado”.
Ximena es una de las escritoras que se preocupa por promocionar la literatura en su país desde su trabajo como responsable de prensa de la Asociación Nacional de escritores de Chile. Además, es periodista y abogada, y cuenta ya con varios libros en los que Frágil destaca como “un excelente aporte a la poesía de la mujer en Chile, un libro revelador de una intimidad y subjetividad vividas con vigor y valentía y expresadas poéticamente con una calidad estética depurada”, según el prólogo de Paz Molina.
Por último, Dasein, de Isabel Gómez, resalta como un texto atrevido, ingenioso y complejo, que propone un reto al lector. Un libro que parte de las experiencias personales de la autora para convertirlo en un acto parecido a la locura, rasgo característicos de la obra de esta escritora. Un libro que revela, acotó Padrón, la complicación laberíntica de lo que se siente ante un mundo en el que no siempre se puede lograr lo que uno espera.
El panorama ofrecido por estos volúmenes recoge parte de las directrices generacionales que hoy caracterizan a la poesía de mujeres en Chile, donde se transita a través de la memoria, el intimismo, la soledad, el amor a la tierra o la reflexión en torno al ser humano. Pruebas estas de la variedad y riqueza de las letras andinas dentro del gran concierto de la literatura latinoamericana. |
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