sábado, 20 de febrero de 2010

En Marzo : Homenaje a las Mujeres escritoras




LA LITERATURA COMO ELEMENTO DE IDENTIDAD QUE EN LA DIVERSIDAD NOS UNE Y ROL DE LA MUJER ESCRITORA:
Ponencia leída en el Encuentro Internacional de Escritores -20007

“Chile tiene la Palabra”, organizado por la Sociedad de Escritores de Chile

Por Cristina Larco

Sueño/ un mundo/ humanizado/ Paz/ ojos sin miserias/ manos/ cansadas de trajines alfabetos/ cargados de utopías/ justicia/ sin migajas/ cada uno/ todos / sembrando de amor los universos
(¡A sembrar amor! Cristina Ramallo, poeta argentina)

Me la encuentro en un punto de América junto a otras escritoras. Conversamos como grandes amigas. “Sabés, me dice, refiriéndose a hechos violentos, ningún loco va a impedir que sueñe, nadie me va a quitar mi derecho a la risa, a la alegría, a la esperanza” Pienso y sonrío, me vienen a la mente sus años de lucha, su humanidad, el importante programa en pro de la paz mundial que realiza a partir de su pequeño pueblo. Desde la distancia somos dos distintas, distintas miradas, distintos parajes, distintos caminos, sin embargo habitantes del mismo vecindario. Comadres, cuentistas, poetas. Tenemos el “lugar común” circulando por las venas, … y la paz en nuestros sueños. Pienso en estos años de intercambios, de encuentros, agudizo mis sentidos, paseo por las voces de todas aquellas escritoras mujeres que tal vez nadie conoce, que no tienen ni tendrán la fortuna de ser difundidas y que sin embargo realizan además de escribir, una labor silenciosa y anónima por un mundo mejor.

Mujeres que escriben con una identidad tan propia y sin embargo tan mundial: una identidad mujer.

Me detengo ahora en donde convergen: la fuerza de la raza, la ternura, la poderosa escritora puneña GLORIA MENDOZA que dice: Danza/ de/ balsas/ sobre las espumas del Titicaca/ y/ sólo nuestras manos/ nada es tan urgente/ como un día/ de infancia GRACIELA HUINAO, con la misma fuerza me lleva hasta territorios mapuches. Los cantos de mi padre / cuando borracho de sueños/ en el país de mi infancia/ me enseñaba la ruta/ que siguen las estrellas (…) Ahora acuñando sus cantos/ a mi vestido digo: La primera escuela de mi raza/ es el fogón/ en medio de la ruka/donde arde/ la historia de mi pueblo… Dos representantes de diferentes etnias, la voz del altiplano, del pueblo aymará retratado por Gloria. Como contracanto, Graciela Huinao, del pueblo huilliche, inmersa en los bosques del sur de Chile. Dos memorias y una sola nostalgia recurrente, atávica: La infancia, pero no es una infancia común y corriente, ambas van al rescate de un origen y el orgullo de pertenecer.

Sigo recorriendo hasta raíces bastante lejanas entre sí y sin embargo la lucha por el medio ambiente está presente en las autoras del siguiente ejemplo, quienes además de la temática convergen también en el título del poema Raíces: CYNTHIA VEGA del desierto de Atacama: Esta absurda ansiedad/ de que un viento sonoro me cambie/ que yo torne a ser la que fui/ Esta locura/ de creer que el viento/ devolverá mis gestos /quien yo era no está aquí (…) Ya no recuerdo nada/ espejismos/ verdad ida/ la que fui/ no está aquí. Y en el extremo austral, la Patagonia Argentina, ANA GNESSUTTA y la pérdida de sus Raíces:

Quiero levantar los pies/ pero los chupa/ la tierra / mis dedos se alargan/ en raíces deformadas/ con deliberada crueldad/ me desnuda la lluvia/ advirtiéndome que soy/ pasajera del tiempo.

Ambas expresan aquello perdido, lo que de una plumada ha destruido el ser humano, sentimientos similares para la misma problemática, la defensa de la tierra ante la contaminación de las empresas mineras. Cynthia en “Mil versos para Potrerillos” y Ana en su libro Patagonia SOS, protestan por el desalojo y exterminio de los pueblos.
Sigo recorriendo, la mujer y el estereotipo: SONIA LUZ CARRILO, peruana, describe a la mujer ideal con ironia. Ella no sabe nada/ de arte/ ni política. Ella cada año/ pare un nuevo hijo/. (…) Ella no tiene voz/ usa poco los ojos/ los oídos los tiene atrofiados. En mi país/ ella es la esposa ideal.

Teresita Puglia, uruguaya con rebeldía: Dos de cada tres mujeres/ conocemos las máquinas/ todas las máquinas/ las de hilar/ de coser (…) y aquellas otras que no se hacen a máquina/ como romper el viento/ contra tu esqueleto/ para llevar día tras día los platos de comida/ luchar/ luchar de frente a la precariedad y el abandono (…)
La mujer retratada en estos dos poemas por una parte es la que nada sabe o finge no saberlo, para el mundo patriarcal el ideal femenino; la otra conoce todos los misterios de la vida y sin embargo, se resigna a su destino pues siente el peso de ese poder.

La sensualidad y el erotismo se presentan en todas las escritoras. Veamos a Mairym Cruz Bernal, poeta portorriqueña y la historia de la silla: Hacíamos el amor en una silla (…) /el uno entrando algo que se dejaba entrar en la una/ y una simple silla de madera despintada/ aguantando el peso de dos vidas/ de dos culpas/ de dos grietas (…) Mairym nos describe con nueva sensualidad, una acción amatoria. Coincide conmigo, rememoro el cuadro “La silla” de Van Gogh: (…) Me siento en sus cantos/ redondeados/ desamarro mis ansias/ vuelo/ (…) un ojo azul celeste/ invade el amarillo/ (…) inclina los trigales/ los ondula/ los bate/ pinta alaridos de cuervo/tuya / mío… Un estilo totalmente distinto, iguales sensaciones para un espacio similar.

El amor siempre vigente en nuestros escritos; una de las grandes del Uruguay Luisa Luisi ¡Por qué poder oculto, las verdes esmeraldas/ promesas de verduras y ensueño medieval/ Pusieron en tu rostro sus raras luces caldas…
Patricia Pinchón, chilena, relata en verde tus ojos de huerto!/ Melancólicas fresas/madurando tersas en dulce fuga/ economía, tiempo. Los ojos de huerto o de verdura del amado para dos escritoras enamoradas en un tiempo diferente, la misma pasión impresa en el clásico soneto de Luisa y en el soplo surrealista de Patricia.

La mujer casi nunca escribe grandes epopeyas épicas, su lenguaje brota lírico desde la naturaleza, así es como Lilib Cuadros, peruana, describe sus parajes… acatando el mandato del arrogante Misti / el temible guardián y a sus faldas/ engreída y blanca/ la heroica Arequipa/ mi tierra natal. Yolanda Álvarez, argentina, catamarqueña y su homenaje a Pomán Te aprietas al Ambato/ con las garras de un puma/acosado por la sedienta voz del Pipanaco. En ellas se alzan imponentes sus montañas tutelares, el Misti y el Ambato, surgen también los ríos, el agua… esa agua limpia y seminal: La generalidad de las escritoras lleva un río a cuestas… El río Sar de Galicia en cuyas orillas nos cantó Rosalía de Castro, el Río Grande de Loiza, ese río azul y tan hombre que amó Julia de Burgos en Puerto Rico, o aquella agua protectora de los poemas-ríos profundos de Claribel Alegría, nicaraguense: terminé emocionada al leer el desgarrador poema de la mujer que estuvo cinco horas bajo el protector chorro del río Sumpul.

Mucho se ha criticado la manera de escribir que tenemos las mujeres, del recurso fácil dicen tan hábilmente los críticos, de escribir desde lo interno, de incluir en nuestros escritos, la maternidad como si fuera tan simple o la frivolidad de las recetas de cocina, por ejemplo. Creo que debemos defender el derecho que tenemos a hablar desde el mundo que nos circunda, el microcosmos en donde nos movemos, la fuerza de lo pequeño, aquello que no se ve pero que tiene fundamento; existe infinito también, la esencia de la vida viene de un territorio profundo y valiente que es nuestro, podemos y debemos hablar del útero, de la casa materna, desde la batea en donde se remoja la ropa. Los poemas de amas de casa son opciones tan valederas como hablar de las grandes guerras. Juany Rojas de Santiago de Chile disfruta con sus quehaceres hogareños, les infunde tibieza, nos dice al preparar el té: preparo el té/ perfumo la hora del té/ infusión de afectos/ de hierbas/ eternizadas/ en la cotidiana precariedad… en réplica la filosa poeta María do Cebreiro Rabade desde Santiago de Compostela en la vieja Europa dice que los quehaceres son valederos cuando son una opción, no impostura dada por la condición mujeril: No llevo té en las palmas/ pero tengo unas yemas/ que pueden estallas/ de uno a otro momento…/ Con el agua del grifo preparo una infusión de finísimas hierbas/ y el verde lleva un nombre proscrito de mujer/ de María, de mí.

Alejándonos un poco de la vida cotidiana, ahora dos grandes, agudas e irónicas se adelantan al día de su muerte, Alejandra Pizarnick, argentina: Mañana/ me vestirán con cenizas al alba/ me llenarán la boca de flores/ Aprenderé a dormir/ en la memoria de un muro/ en la respiración/ de un animal que sueña. Nana Gutiérrez de Arica, antipoeta chilena y su pronóstico: Moriré rubia y triste / como una mariposa de insectario/ polvoriento/ con mi alma golpeando/ contra el vidrio/ y mis alas pincladas/ en el tiempo. Ambas imaginan ese día, en Alejandra existe sin embargo una conformidad, aprenderé a estar muerta. Nana expresa su rebeldía, seguirá su alma aleteando contra el vidrio. Ambas están vivas, Alejandra más que nunca bladiendo su increíble legado… Nana, nos entrega el desafío, el deber de difundirla…

El poeta, hombre o mujer, ha de levantar su palabra por sobre las injusticias. Dentro de las barbaries que nos ha tocado vivir, las guerras, el exilio y la violencia han marcado un hito sangriento en nuestro mundo de mujer, tiene la idea de una patria distinta. Etnairis Rivera de su Puerto Rico Intervenido… yo veo las redes de la isla ocupada/la cara fea de la destrucción/ las tumbas que se anuncian/ afuera las bombas son constantes/ de día-de noche- de día/ afuera la arrogancia es venenosa/ y la dosis mortal usa su máscara… Etnairis a pesar de todo tiene fuerza y esperanza, avanza con su palabra.
María Mercedes Carranza, colombiana, tuvo su historia de fortaleza, alzó su pluma hasta el cansancio, vivía en una patria desbastada por la violencia, y decidió ya no estar más, pero debemos seguir su lucha, dice: A menudo silban balas o es tal vez el viento/ que silba a través del techo desfondado. /En esta casa los vivos duermen con los muertos, /imitan sus costumbres, repiten sus gestos.

Graciela Bilbao de Bolivia, nos habla del viaje hacia el exilio, su exilio… Y por última vez, otra vez, se despiden del Illimani. El pájaro insensible que los lleva en su vientre empieza a levantar vuelo rumbo al misterio… En mis manos aprieto un lápiz y escribo Claudina Figueroa, poeta chilena, también ha tenido lo suyo. Hoy viajo, pasajera en vuelo/ yo, la lejanía, la recordada. Atrás dejaron las cumbres nevadas/ las potentes alas del avión/ sobre el vuelo de los cóndores, su fulgor.
Mujeres que han sido desarraigadas, ambas vuelan hacia la nada, atrás quedan sus montañas, sus hogares. Ellas como tantas otras son desplazadas por la violencia, no tienen un piso firme en donde reconstituir sus vidas. Graciela y Claudina, para exorcizar los horrores, han escrito. También escribe Soledad Maldonado, peruana, frente al hallazgo de cuerpos de detenidos desaparecidos (el caso de la Cantuta)… Hágase el fin desventura infinita/ derribando el azulado céfiro de mi espectro/
muerta tres veces muerta/ en las lomas de Huachipa/!Basta ya! Ha concluido la pesquisa! Yo soy Dora Oyague… Sobre el mismo macabro tema, Nélida Baros de Copiapó, Chile: con Quién soy?/ un pájaro perdido arrancado de su nido/ ¿mis padres? Desaparecidos/ En las arenas del desierto/ o en el fondo del océano… Qué haré? Seguir buscando… Hasta dar con sus cuerpos/ Entumecidos… Soledad al menos, tiene la certeza de saber en donde yace el ser amado. En cuando a la violencia en contra de la mujer, Ambar Past, la norteamericana nacionalizada mexicana que vive con las comunidades indígenas, nos dice: Soy la mujer en la foto a quien apuntan./ Estoy tirada en el suelo, mis manos esposadas atrás. Maram Al Masri de Siria escribe sobre el maltrato que viene del mismo hogar y que es amparado por la cultura: Las mujeres como yo/ reciben las bofetadas/ sin atreverse a devolverlas. Lina Zeron, mexicana habla sobre las mujeres asesinadas en Juárez, ya van 500 y no se encuentra a los culpables.

(...)/ante las plegarias la tierra estremecida aúlla /del destruido /futuro de tantas mujeres /de anónimos rostros./En la noche las ánimas crepitan de horror/en ésta ciudad de cenizas esparcidas/y los retratos familiares desfilan con pancartas /¡No mi hija, ni una muerta más!/



América tiene una llaga, una pena inmensa de mujeres que viven violentadas, desplazadas que aun buscan sus muertos. Que alzan su voz en las plazas repletas de oídos sordos. Hay escritoras han asumido su compromiso y dirigen acciones, generando redes de apoyo, trabajando por esa tan anhelada paz.. Leeré Un fragmento del poema, Promesa de IRMA DROZ. Argentina. Pero no habrá /subasta ni quebrantos/ porque desplegaremos/ las alas del poema/ y serán cóndores/ llegando hasta la cima/Porque no habrá quien pueda/ menguar el sol/ ni ajusticiar la esperanza/que anunciaremos /en el amanecer de cada día (...) Y será América/ América hermanada/(...) un pueblo en marcha/ que andando en el camino del poema/busca la paz /como quien busca la tierra prometida. Estas profundas palabras de Irma Droz, poeta cordobesa son una respuesta al poema “Subasta” de GABY ARCE escritora peruana, quien habla de una América subastada. Irma hizo una promesa a Gaby...ambas hoy dirigen un movimiento llamado América Madre..AMA .destinado a fomentar la paz a través de la escritura. El intercambio poético es un ejemplo de la hermandad que poco a poco hemos ido tejiendo. El sendero exacto por donde llegaremos al camino...quizás.....

Podría buscar coincidencias y siempre encontraría, conozco muchísimos ejemplos, quiero decir que la mayoría de escritoras tienen un universo poético integral..

Los sueños de paz, están siempre presentes en las fabricantes de poemas, de cuentos, orales o escritos.. Hoy más que nunca, además de las violentas dictaduras, el imperio y la guerrilla, existen otras formas de sujeción la globalización y la monocultura, la moda y el consumismo, los medios de comunicación en manos de los grandes monopolios han descubierto un modo sutil de acallarnos. La imagen es lo que cuenta, el rating es lo que manda., Cuando en determinados pueblos, la mujer es sometida a barbaries e injusticias la hecatombe se acerca. Esto es cíclico. No es mi intención hacer un debate feminista creo que hombres y mujeres, a fin de cuenta están hechos para amarse cuidarse y respetar y respetarse, tienen los mismos derechos humanos aún en la diferenciación de tareas , solo quiero llamar la atención sobre los modernos voladeros de luces, que nos enceguecen y nos desvían de los deberes primigenios de la fuerza femenina: La solidaridad versus la competencia. La conservación de las especies, preservar la paz, cuidar el medio ambiente, tomar parte activa en el desarrollo armónico del universo. Y todos aquellos ideales que a pesar de la distancia y a pesar de no conocernos brotan simultáneos en nuestros escritos. Así, puedo sentirme hermana de la campesina de las estepas de Rusia o aquella del Chaco americano. Puedo creerle a aquella que revuelve con paciencia las ollas en su cocina provinciana y a esa que cuelga de un microbús urbano en las mañanas para ir a la fábrica, ó a la que sin descanso busca el cuerpo del hijo desaparecido, y también a sor Juana Inés que en el año 1600 decidió no ser madre. Ni casarse. Sus escritos son actuales. Urgente
Tiene que venir un cambio y somos nosotras, mujeres creadoras, portadoras del fuego, las llamadas a protagonizarlo. Siendo el silencio y la mordazas la peor de las violencias debemos alzar la voz, unirnos. Para esto son necesarios los círculos, estos encuentros, crecimientos que nos permiten darnos cuenta de la uniformidad de nuestros sueños. Sabemos que lo sagrado habita en cada una de nosotras con diferentes ritos, en diferentes lenguas pero en un solo espíritu, sabemos que son distintos los continentes pero están unidos por las mismas aguas, el planeta es uno solo.
Existe el desafío de equilibrar nuestro subconsciente que ha sido distorsionado por siglos de culturas erróneas, El problema es como desandamos el camino, como nos ponemos en marcha, ya no hay tiempo de golpear puertas, pedir que vuelvan, arañar la tierra, elevar las voces en las plazas, madres, esposas, abuelas, hermanas y después de la calma volver a replegarnos hasta que un nuevo espiral de violencia se engendre. Pienso en que hemos de dar un espacio a aquellas olvidadas, oprimidas, mutiladas, dispersas en algún lugar oscuro del mundo, rescatarlas de la ignorancia y el abandono, ponerlas en el centro de la ronda y aprender de ellas, a la manera de Rigoberta,
Debemos ser responsables de una civilización más avanzada. La creación de sociedades mas justas depende en gran medida de nuestra capacidad individual para educar, para educarnos como nos dice en su poema, de ANNA SWIR, poeta polaca Contra mí/están todas las civilizaciones del mundo,/todos los libros santos de la humanidad/escritos por ángeles místicos/con la expresiva pluma del relàmpago

Diez Mahomas/en diez elegantemente enmohecidas/lenguas/me amenazan con la condenación/en la tierra y en el cielo eterno./Contra mí/está mi propio corazón.
Amaestrado por milenios/en la cruel virtud de la víctima/

Existe un compromiso de soltar alguna vez el lastre del pasado, tenemos de

comenzar por nosotras mismas, no ser victimas ni victimarias, querernos, difundirnos,

promocionar nuestros escritos, las mujeres estamos escribiendo tanto y tan bien como los

varones pero esto no se refleja en difusión de nuestras obras, y en esta época pareciera ser

que el que no difunde no existe.

Dicho sea de paso la era poética Americana más importante estuvo marcada por la

solidaridad y amistad que tuvieron las grandes mujeres Gabriela Mistral en Chile,

Alfonsina Storni y Victoria Ocampo en Argentina, Teresa de la Parra en Venezuela, Juana

de Ibarbourou en Uruguay, Dulce María Loynaz en Cuba....establecieron redes solidarias .

entre ellas.

Comencemos por los nuestros

Replantemos en nuestros vástagos la semilla de la palabra, el “había una vez” que en algún

desvío dejamos de entregar. Que sea un cuento lo ultimo que escuche un niño..antes del

sueño.”.

Un niño de doce años ya ha visto cientos de muertes violentas a través de la televisión sin

mostrarle una esperanza para que este problema real no se repita.”

Comencemos por nosotras, alfabetizando, una abismante porción

de mujeres en el mundo no sabe leer ni escribir Es desastroso puesto que la escritura y

lectura elevan al ser humano, ya lo han sabido los grandes revolucionarios pero también lo

saben los grandes dictadores

La palabra es sanación para el que la da o la recibe, quien conoce sus misterios puede

aprehender además del interior del hombre, la magia de un objeto o de una ciencia, es mas

sabio y menos violento. La palabra es creación y debe hacerse acción., denunciar y accionar

a aunque sea poco a poco, es tener consecuencia..lo que sale de mi boca a mi mano ...Mi

palabra debe guiar mi accionar . No se saca nada con participar decidiendo los

grandes destinos políticos del universo si no tengo en paz en mi íntimo y femenino fuero

interno.

La palabra debe seguir siendo la herramienta, comunicaciónal, conciliadora,

de los hombres y mujeres de paz. Y tenemos ese don, ese derecho, esa obligación.

Y el derecho a la alegría, de Marta Cristina, y de la mayoría de las autoras que he

nombrado y que se positivamente que además del sueño están trabajando o trabajaron

por un mundo mejor.



CRISTINA LARCO BRICEÑO

(Publicada en la revista literaria PORTAL que dirige Marina Latorre